domingo, 10 de octubre de 2010

BDSM. Introducción a las técnicas y su significado

Autor: Jay Wiseman
Traductor: Bartomeu Domènech
Prólogo a cargo de: Olga Viñuales y Fernando Sáez
14 x 22 cm. Encuadernación rústica. 544 págs.
Argumento: La obra de Jay Wiseman, un clásico desde su primera publicación en 1992, aparece como un referente esencial de cara a alcanzar ese entendimiento cabal y global del universo BDSM, tan preñado a menudo de estereotipos e imágenes distorsionadas. Ofrece una vía para comprenderlo tanto en su dimensión simbólica y evaluadora, como en su dimensión técnica y práctica.
Se trata de una obra valiente, útil por su aproximación privilegiada a una realidad social habitualmente ignorada y distorsionada por motivos que van desde el temor y el desconocimiento hasta la mala fe de ciertos sectores sociales que se erigen en adalides de ciertos valores inamovibles y en gestores interesados del acceso a la información.
Cualquier aproximación mínimamente rigurosa al universo BDSM no puede obviar que éste no es sólo un conjunto de prácticas y actitudes más o menos ritualizadas erigidas en torno de la consecución del goce a través del dolor, la humillación, la inmovilización, o cualquiera de las prácticas que en este volumen se describen con tanto acierto y detalle. Al contrario, el BDSM incorpora también —y sobre todo— un corpus de conocimientos que incluye normas, formas de vida y de relación entre personas, valores, símbolos y significados en continua transformación, y que, al igual que todo fenómeno sociocultural, trascienden lo meramente individual y sirven de contexto significativo a las acciones sociales de los individuos.
Se trata de una realidad social rica, compleja y elaborada, imbricada en un contexto sociocultural más amplio con el que está conectado en relación dialéctica. El BDSM es, por tanto, un fenómeno cultural en constante ebullición y con características propias y diferenciadas que le otorgan un valor intrínseco excepcional para cualquier investigador social.
Conocer el BDSM es penetrar en un ámbito que no deja indiferente a quien se atreve a emprender semejante aventura. Es adentrarse en un ámbito que cuestiona muchas de las categorías fundamentales que tradicionalmente sirven de legitimación de gran parte de nuestras instituciones más rígidas y blindadas a la posibilidad de revisión y adecuación a la realidad social; es inquirir la validez de nuestros conceptos de placer, juego, rol, estatus, igualdad, respeto, consenso, fantasía, y otros muchos cuyas bases creemos sólidas y bien fundadas, y que, sin embargo, la simple lectura de este libro sirve, si no para derribar, sí para poner en entredicho. En definitiva, lo que este libro puede aportar al lector lego es una concepción de la sexualidad en la que parece lícito buscar el placer de la mejor manera que sepamos o creamos que podemos obtenerlo, siempre en los límites del respeto hacia el deseo y la voluntad de los otros, claro está; una concepción de la que es incluso legítimo discrepar, así como de las vías por las que otros transitan en busca de ese inefable placer que es el goce erótico. Es pertinente rechazar el BDSM por motivos estéticos, por temor o porque se disiente de los presupuestos y valores que lo configuran y que tal vez son contrapuestos a los que nuestra educación nos ha inculcado, y al sentir general. Lo que es del todo inaceptable —al menos desde la coherencia y la responsabilidad— es rechazarlo desde su desconocimiento.

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